Economía
Desde una perspectiva macroeconómica se ha mencionado que el coronavirus, acompañado de las medidas de aislamiento a nivel mundial, ha provocado tanto un shock de oferta como de demanda. Sin embargo, dadas sus varias repercusiones microeconómicas –demanda y oferta de diversos bienes y servicios y quiebra de las interacciones de los agentes en la mayoría de los mercados– cabe resumir el efecto como un “colapso del sistema económico”.
Bolivia en estos últimos meses atraviesa una situación muy delicada, no solo por la trágica emergencia sanitaria, sino también porque paralizó su economía, cerró sus fronteras, priorizando la salud y la vida de sus ciudadanos. Es importante, sin embargo, antes de pensar en cómo enfrentar este mal momento económico, conocer cómo se enfrenta la economía antes de la crisis sanitaria, saber cómo afectarán sus debilidades y sus fortalezas, y cómo podrían reactivarse rápidamente algunos sectores ante una salida eminente de la cuarentena, esperemos lo más pronto posible.
La dificultad que atraviesa la población boliviana para llevar adelante sus actividades productivas y, en consecuencia, satisfacer sus necesidades de consumo incide en una suerte de “descapitalización” al interior de las familias. Es decir, aquellos núcleos familiares que medianamente pueden plantarle cara a la crisis disponen de sus ahorros para el día a día. Aquellos que no cuentan con estos dineros, tienen que recurrir a sus herramientas, equipos o vehículos para afrontar el momento.
La caída del precio y la demanda del petróleo, minerales y otras materias primas reducen los recursos del país y los ingresos de las familias se contraerán.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en su informe titulado Balance económico actualizado de América Latina y el Caribe 2020, prevé una contracción regional promedio de -7,7% para 2020, la mayor en 120 años, y un rebote de 3,7% en 2021. En el caso de Bolivia, el país cerrará este 2020 con -8%, pero se proyecta una recuperación de 5,1% para el próximo año además de señalar que es uno de los tres países que registrarán un mayor crecimiento en la región en 2021.
La crisis de la pandemia y la cuarenta ha acelerado la transformación digital de personas, instituciones y empresas además del desarrollo de sus actividades, afectando a las empresas. Es así que, surge la pregunta ¿Cuáles son las nuevas competencias, que los negocios y las personas, deben obtener para afrontar el nuevo mundo ?
Solos contra el coronavirus, uno de los objetivos a lograr, una vez decretada la cuarentena total para contener la propagación del SARS-CoV-2, era aumentar las capacidades de atención del sistema sanitario boliviano. Si bien, la mayoría de la población boliviana, exceptuando a algunos grupos marginales, ha cumplido su parte quedándose en casa, lo evidente es que ni el gobierno nacional ni las gobernaciones ni los municipios han cumplido las tareas necesarias para el logro de dicho objetivo.
La crisis actual derivada de la pandemia Covid-19 ha expuesto varios problemas económicos, sociales e institucionales que enfrenta Bolivia; mostrando la necesidad de reinterpretar el análisis del crecimiento económico en términos de calidad.
La pandemia del coronavirus no sería la mayor desgracia vivida, por lo que se la contextualiza en medio de otras críticas de la modernidad y del capitalismo, mostrando que acumulativamente, junto con la depresión económica, la degradación ecológica ambiental y el calentamiento global, de manera integrada y sistémica, representar un panorama de la catástrofe civilizacional, como un nuevo tiempo, propicio para deconstruir la economía y el desarrollo.
La crisis afecta directamente al sistema de salud, pero indirectamente su efecto se materializa en otras áreas de la economía, por lo que en el presente artículo nos concentramos en las implicaciones que se están sintiendo en la economía boliviana, tras las restricciones y la amenaza de la pandemia del coronavirus, y no nos referimos a todos los cambios que se darán en la economía mundial.
En las últimas semanas, varios organismos multilaterales han mencionado el problema de la recesión que enfrenta América Latina y el mundo a raíz del coronavirus y su rápida propagación. Por esta enfermedad, una buena parte de la sociedad civil en varios países, entre protocolos en Bolivia, demanda la urgencia de tener políticas públicas para frenar la propagación.
El financiamiento de los nuevos bonos sociales se otorga en un contexto en el que las perspectivas de la economía son cada vez más desafiantes.
El Postgrado en Ciencias del Desarrollo (CIDES-UMSA), ante la emergencia que vive nuestra sociedad por la pandemia del COVID-19, plantea la siguiente reflexión sobre la necesidad de una agenda de transformación de la Universidad pública, de la que somos parte, de acuerdo con las circunstancias que atraviesa el mundo y el país.
Cuando una persona aporta al sistema de pensiones no solo acumula un capital sino que también gana derechos; en este sentido, retirar una parte del capital implicaría renunciar y / o minusvalorar esos derechos. El valor de aportar al fondo de pensiones está en que garantiza, de forma vitalicia, un ingreso mensual y seguro de salud completo para el titular y los derechohabientes que le sobrevivan, en un momento –aquí lo importante– en que las personas ya no pueden generar sus ingresos y valerse por sí mismos.
Los esfuerzos por contener los efectos de la pandemia han dado lugar a un cambio completo en la perspectiva económica de mediano y de largo plazo. Este artículo, presenta un análisis sobre el desempeño de la economía y la implementación de políticas, y sus posibles implicaciones económicas, en un escenario pospandemia, teniendo como idea central que la crisis del coronavirus también puede ser de oportunidades para el desarrollo de la economía.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó una caída del 2,9% de la economía de Bolivia y del -5,2% para América Latina, contracción que se da en el "peor" escenario desde la Gran Depresión de 1929, ocasionado por La pandemia del coronavirus. Pronostica también que entre los países más golpeados afectados Argentina con -5,7% y Brasil con -5,3%, principales mercados del gas boliviano.
El COVID-19 baja los ingresos laborales y provoca que algunos hogares de las familias de clase media vuelvan a ser pobres. Una investigadora plantea impulsar el desarrollo productivo para reducir la pobreza en la sociedad a nivel de beneficios y bienestar.
Este artículo analiza el crecimiento del PIB en el segundo y tercer trimestre de este año y la capacidad de resiliencia de la actividad económica dada la coyuntura actual de la pandemia.
No se pudo entender la dimensión de las rupturas que se han generado en todo el sistema económico y los círculos viciosos que se han producido internamente; afectando, sobre todo, a ciertos grupos vulnerables en la primera ola del COVID-19. Siendo así, aún más incierto lo que pasará en esta segunda ola de COVID-19.
En el escenario actual, está claro que los efectos de la pandemia están generando impactos a nivel internacional que van a agravar y exacerbar la crisis económica boliviana por una serie de factores acumulados. La caída del precio del petróleo es sin lugar a dudas una señal de aquello.
La cuarentena total conlleva una serie de problemas económicos para todos sin excepción, con el agravante de que se da en un momento en que la economía internacional está en contracción, en un momento donde los factores internacionales que más inciden en la economía boliviana condicionan a que esto también se contraiga. Por todo ello, cabe evaluar si las medidas económicas asumidas por el “gobierno de transición” son las más pertinentes, eficaces y eficientes.
La pandemia de la COVID-19 se hizo presente en Bolivia durante la segunda quincena de marzo y, sin lugar a dudas, pasará a la historia socioeconómica de Bolivia como el hecho que marcó un cambio de ciclo económico. Todas las operaciones del mundo experimentan cambios de ciclo, que es parte de su funcionamiento natural. Sin embargo, los ciclos económicos en Bolivia, como apreciamos en la gráfica, tienen una característica particular: son ciclos muy marcados tanto cuando son expansivos como cuando son recesivos.
Los tiempos que nos han tocado vivir, sin duda repletos de acontecimientos inéditos e históricos, nos empujan a un día al día que alterna entre el aburrimiento de las cuarentenas y una sensación de vacío colectivo, como quien salta en grupo y de golpe a un futuro negro, una y otra vez. Este escenario tan difícil de definir o de categorizar en todas sus múltiples dimensiones es, al mismo tiempo, bastante simple de sintetizar cuando se trata de nuestras emociones, vivimos con miedo, puro y duro miedo.
Con una reducción en los ingresos, el Gobierno transitorio elabora el Presupuesto General del Estado (PGE) 2021. Cuatro expertos analizan las rutas para reducir gastos, optimizar la inversión, generar empleo y, por ende, lograr la reactivación en medio de la crisis.
La segunda ola del coronavirus y un posible nuevo confinamiento es el principal riesgo que amenaza a la economía nacional en 2021, ya que puede estancar las posibilidades de reactivación. Los otros desafíos tienen que ver con la atracción de la inversión, la reducción del déficit fiscal y la salud del sistema financiero.
Salud
Tras la medida impuesta por primera vez el día domingo 22 de marzo, la pregunta en la mente de muchos bolivianos es: ¿Cuándo pasará todo esto? La respuesta, como muchos imaginan, no es nada clara: hay tantos aspectos en juego que no hay manera de decir con precisión cuándo terminará la situación de pandemia.
Este artículo aborda la salud sexual y reproductiva en tiempos del COVID-19 y coloca en cuestión el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, al esperarse un incremento de la mortalidad materna y neonatal, de las necesidades insatisfechas de planificación familiar, del embarazo intencional en adolescentes, del número de abortos en condiciones de riesgo, de la frecuencia y la intensidad de la violencia sexual y doméstica en los hogares, poniendo en riesgo la vida y el bienestar de mujeres, niños y niñas.
Educación e información
UNICEF expresa su preocupación por que 2.923.527 de niñas, niños y adolescentes matriculados en los niveles inicial, primaria y secundaria boliviana no asistan a clases desde el 13 de marzo pasado debido a la emergencia sanitaria establecida por la pandemia del coronavirus (COVID-19), ya que esto afecta significativamente su desarrollo a corto, medio y largo plazo y por ende el propio progreso del Estado Plurinacional de Bolivia.
Desarrollo social
El 10 de marzo de 2020, el Ministerio de Salud informó el primer caso positivo de COVID - 19 en Bolivia. Desde entonces, se han promulgado dos leyes y 17 decretos supremos desde el nivel central, así como otras normas en el ámbito subnacional; sin embargo, con relación a los pueblos indígenas estas medidas tienen una característica común: la exclusión de sus demandas y problemas sistemáticos, lo que agrava la situación de vulnerabilidad, llegando a poner en riesgo su vida al punto del etnocidio.
Este artículo analiza la pandemia del COVID-19 como síntoma del capitaloceno (Moore, 2015), una nueva etapa del capitalismo con impacto en el sistema Tierra a nivel social, ecosistémico y geológico. Resultado de la articulación de colonialismo, patriarcado y capitalismo, esa nueva etapa ha mercantilizado la vida y la naturaleza, y ha quebrado los ciclos vitales en el planeta.
Las familias más vividas son las que viven al día. Choferes, lustrabotas, comerciantes ambulantes y artistas piden ayuda. Dos de cada 10 hogares afectados indigentes no recibirán ningún bono durante la cuarentena, según los procedimientos hechos sobre la Encuesta de Hogares 2018. Representantes de diferentes sectores exigen que la ayuda económica se extienda. Los municipios preparan víveres para las familias más necesitadas. Ante la crisis del Coronavirus, el Gobierno decretó el pago de dos bonos sociales para paliar los efectos colaterales: La canasta familiar de 400 bolivianos y el bono familia de 500 por cada hijo que estudie en el colegio fiscal.
Afirman que se debe apuntar a políticas para reactivar la economía. Ven que la negativa de la Asamblea provocará un recorte en el gasto público. Luego de que la presidenta Jeanine Añez exigiera a la Asamblea Legislativa, de mayoría masista, que apruebe los créditos internacionales que serán destinados al Bono Salud y otras urgencias de la pandemia, Eva Copa, la cabeza del Senado, sostuvo que no estaba claro el destino de esos recursos. Expertos ven que los bonos son paliativos y, en esta coyuntura, electoralistas. No obstante, también afirman que la negativa de la ALP obligará al recorte del gasto público.
Este artículo propone una revisión teórica y cuantitativa de la posible relación entre el miedo social generado por la pandemia del COVID-19 y el proceso de construcción de la estatalidad en Bolivia. La hipótesis principal plantea que la pandemia del COVID-19 puede fortalecer dicha estatalidad, bajo determinadas condiciones
La desproporcionada vulnerabilidad de los pueblos indígenas ante la pandemia de COVID-19 no es sorpresa. En este contexto, Rajaypampa (Bolivia) es una excepción. Hoy, frente al COVID-19, su institucionalidad les ha permitido encarar la pandemia con gran vigor organizativo. ¿Qué podemos aprender de la organización comunitaria de su población?
En medio de una crisis mundial, provocada por la pandemia del coronavirus, surge una gran cantidad de análisis de los efectos y de las propuestas de cómo afrontar esta crisis y qué medidas tomar a futuro. Este artículo se concentra en reflexionar sobre las causas que están originando el brote de esta y de otras pandemias, y en proponer la necesidad de un cambio radical de los métodos y las formas de medir el desarrollo.
El objetivo de este artículo es explorar cómo y hasta qué punto se puede efectivamente enfrentar y vencer la tormenta del COVID-19 desde diferentes barcos; es decir, con diferentes capacidades, limitaciones y oportunidades. En este artículo se plantea el manejo de la dispersión del COVID-19 en términos de un dilema social, que necesariamente tiene que ser afrontado mediante la acción colectiva en diferentes grados y niveles, que incluyen lo local (comunidad, barrio) hasta llegar a la sociedad globalizada.
En los últimos meses, y a raíz del coronavirus, nuevas transferencias en dinero fueron creadas, como el bono familia, la canasta familiar y el bono universal. A lo largo de las últimas décadas, el aumento de los bonos sociales no solamente se ha dado en Bolivia, sino también en varios países en desarrollo, por lo que cabe preguntar ¿qué factores impulsan estas medidas?
Mercado laboral
Desde el 22 de marzo, y por un periodo algo mayor a dos meses, el país se ha sumergido en una cuarentena rígida a raíz de la pandemia Covid-19. Las primeras voces desestimaban los efectos económicos negativos que llevaría esta crisis de salud; sin embargo, a medida que se obtienen datos de los últimos meses la situación económica se muestra desalentadora y aún con pocas perspectivas de retornar a la normalidad en los subsiguientes meses.
A julio de este año, la tasa de desocupación en el país registró 11,8%, una de las más altas de los últimos 30 años. El Instituto Nacional de Estadística (INE) afirma que el 7,9% es efecto de la pandemia del coronavirus. Entre los sectores más afectados están la construcción, servicio de comida rápida y el comercio.
En medio de la pandemia, cada día las oficinas del Ministerio de Trabajo en La Paz y en el interior del país amanecen con largas filas de personas que quieren denunciar despidos o exigir la liquidación de salarios. En los últimos tres meses se calcula que al menos 10.000 trabajadores perdieron sus empleos en el eje del país y se advierte que están en riesgo otros miles.
En el contexto actual impuesto por el Covid-19 muchos emprendimientos tendrán que reinventarse, cambiar de modelo de negocios o bien incluir nuevas tecnologías que pasen por una transformación digital.En el marco de la lucha contra la pandemia por Covid-19, la informalidad en los países en desarrollo, como Bolivia, sufrirá serios impactos. Por este motivo, se han empezado a tejer diferentes propuestas sobre cómo operar en estas circunstancias, algunas que se ajustan a nuestra realidad y otras que no.
La pandemia del Covid-19, que en nuestro país se ha empezado a sentir desde la segunda semana de marzo, ha traído una serie de cambios en la economía que se ha ido aplicando durante la cuarentena y se mantendrán después de que se levante la misma (total o parcialmente). Uno de ellos es el referido al teletrabajo que incluso tendrá una normativa que lo regule. ¿Cuánto tiempo de teletrabajo se podrá realizar y podría ser ser sus costos tanto para los trabajadores como para las empresas?
Las micro pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) juegan un rol fundamental en el aparato social y económico para el crecimiento de los países. A nivel global, representan más del 90% del total de empresas, generan más de dos tercios de la totalidad del empleo, y son responsables del 50% del Producto Interno Bruto (PIB). A pesar de esta enorme contribución al desarrollo y la economía, las MIPYMES tienen un largo camino por recorrer en cuanto a mejoras en las condiciones de trabajo y con ello sus niveles de productividad y competitividad. La actual pandemia del COVID-19 es una oportunidad para dar saltos importantes en este recorrido.
Seguridad alimentaria
En estos días, he estado leyendo una serie de artículos que analizan, la situación de los productores agropecuarios (agricultura familiar, pequeños, medianos y grandes) y el comercio internacional de alimentos. Si bien, cada día crece el número de estos artículos que analizan desde diferentes tópicos la situación, ya que vamos a tener más información; no dejo de preguntarme, ¿qué estamos haciendo en esta cuarentena como país y qué pensamos hacer después de la misma?